La
bolsa de valores contribuye con una serie de funciones tanto a las empresas como
a los inversores que quieren invertir en bolsa:
Las
funciones que ejecuta la Bolsa para el inversor son:
·
Proporciona seguridad: La Bolsa certifica la seguridad
jurídica y económica de los convenios entre compradores, vendedores e
intermediarios, además de proporcionar la información oficial de los precios de
los valores. Hay que tener en cuenta de que no hay que concebir esta seguridad
como una garantía de alcanzar beneficio, asunto que en este mercado de renta
variable no es así.
·
Suministra un destino para la inversión, es decir, la
renuncia a la utilización actual con la expectativa de alcanzar una rentabilidad
en el futuro.
·
Permite la participación del inversor en la gestión de las
empresas, pues la compra de acciones ordinarias da derecho a votar en la asamblea
general de accionistas de la compañía emisora de acciones. Esta participación
en las compañías no está muy radicada en España, salvo en ciertos casos y
situaciones muy puntuales (por ejemplo, en la crisis de una compañía) ya que, habitualmente,
el inversor tiene un objetivo exclusivamente económico, a la vez, que supone
que su capacidad de actuación es nula ante las medidas de los directivos o
accionistas mayoritarios. Si bien, recientemente han tenido
lugar diversos hechos significativos, en
la participación de los accionistas minoritarios en la gestión empresarial, en
el cual se ponen de manifiesto hasta donde puede alcanzar el poder de los
accionistas minoritarios en las empresas cotizadas.
·
Provee la liquidez necesaria
a la inversión en valores, a través de un lugar o sistema donde comprar o
vender títulos (si los inversores no ubicaran un lugar donde pudieran vender
con facilidad sus títulos-valor, posiblemente no estarían dispuestos a colocar
sus capitales en los mercados).
·
Facilita la rentabilidad: Evidentemente según la situación de
cada momento, la bolsa aporta altos niveles de rentabilidad, aunque, eso sí,
asumiendo, seguramente, un mayor riesgo. Ciertamente, la inversión en productos
derivados puede proveer mayores beneficios, si bien el riesgo tomado es bastante
elevado.
Entre
las diversas funciones que desempeña la Bolsa de valores, dos son las
primordiales: promover el ahorro y la inversión y canalizarlo hacia la
financiación de la empresa y el desarrollo de la economía, y proporcionar
liquidez a los inversores, de manera que los tenedores de títulos pueden
convertir en dinero sus acciones u otros valores con facilidad. Las funciones
que ejecuta la Bolsa para las empresas que cotizan son:
·
Reduce el costo de financiación, por tener las emisiones
menor cuantía que otras posibles alternativas financieras.
·
Valora la compañía que cotiza. En todo instante la empresa es
valorada por los inversores, cuestión esencialmente de suma complejidad en el
caso de una empresa no cotizada, ya que existen numerosos métodos de valoración
de empresas y todos ellos sufren de un alto grado de subjetividad. Muestra la
evolución de las empresas y su gestión empresarial.
·
Regulan el listado de títulos.
·
Celebra reuniones de negociación habitualmente, proveyendo la
infraestructura tecnológica requerida y suministrando la comunicación entre los
agentes representantes de las Casas Corredoras de Bolsa y los emisores de
títulos valores e inversionistas.
·
Optimiza el perfil, pureza y el prestigio de las compañías.
·
Suministra la obtención de recursos financieros a largo plazo
para el desarrollo empresarial. Es una fuente de financiamiento para las empresas, ya que
éstas tienen la oportunidad de solicitar recursos a los ahorradores inversionistas
por medio de la realización de aumentos de capital y Ofertas Públicas de Venta.
·
Aporta liquidez a los accionistas específicos de la empresa,
en el caso que quieran desprenderse de su participación accionaria.
·
Gratifica y estimula a los directivos y empleados con la
transmisión de acciones de la empresa.
·
Interviene, significativamente, como barómetro de la
economía, porque las oscilaciones en las cotizaciones resultan muy sensitivas a
la situación económica y a las suposiciones existentes sobre el comportamiento
a futuro de la economía. En este orden,
habitualmente, la evolución de los índices bursátiles muestra la confianza o
desconfianza de los inversores en el futuro de la economía.